23 abr 2024

Como responder a comentarios malintencionados.


Supongo que alguna vez te habrás topado con esas personas que saben qué decir ante un comentario malintencionado. Son esos individuos que rápidamente y en pocas palabras dejan sin respuesta a la contraparte. Por supuesto, no me refiero a contestar con agresividad, hablo de las personas que saben responder rápidamente y con acertividad. Eso que ocurre principalmente en las películas, con ese actor o actriz que parece improvisar una respuesta perfecta en el momento oportuno. Tal vez seas así, tal vez tengas ese don.

Como responder a comentarios mal intencionados es algo que he estado tratando ultimamente con mi terapeuta. En mi caso, cuando alguien me hace un comentario malintencionado, me quedo bloqueada, sin saber qué responder. Esto me hace sentir tonta, me hace sentir que esa persona me ha dejado en ridículo frente a otros y yo no me he defendido. Sin embargo, ayer mi terapeuta me hizo ver las cosas de otra manera, y quiero compartirla contigo.

Algunas personas se sienten amenazadas por la luz que irradias. Sienten que tu brillo opaca el suyo de alguna manera. Entonces, intentan ridiculizarte frente a otros y así reclamar lo que creen que es "su lugar". Sin embargo, cuando alguien es grosero frente a otros adultos, y ataca a alguien sin razón, quien queda como mal educado es esa persona. Permíteme poner un ejemplo.

Recientemente, una muy buena amiga mía organizó una fiesta típica española en Texas, la Feria de Abril. Ella organizó un evento maravilloso para casi 300 personas con flamenco, paella, espectáculos y trajes de flamenca. Fue precioso. Dado que mi amiga estaba muy ocupada, me ofrecí desinteresadamente a ayudarla con la presentación de las diferentes actividades del evento. Justo antes de una actividad, unos amigos y una chica que yo no conocia, me pidieron que me hiciera una foto con ellos. Entonces, en ese momento, mi amiga me llamó para la presentación, a lo que le dije a la persona que estaba tomando la foto: "Tengo que irme". Inmediatamente, la chica contestó: "La llama su jefa". Este comentario me molestó mucho. Sentí que esa persona me estaba degradando, estaba insinuando frente a mis amigos que yo era la subordinada de mi amiga. En ese momento, no supe qué responder y solo me excusé diciendo: "Hay mucha gente esperando esta presentación".

Paremos aquí y analicemos la situación. Cuando esa chica hizo este comentario malintencionado y sin sentido, yo tenía tres opciones.

  1. Excusarme. Esto es un error porque das a entender que su comentario te ha importado (ella/el es importe) y estás tratando de disculparte.
  2. Responder de manera agresiva o descortés. Esto es un error aún mayor. Esa persona es grosera, y ahora todos lo saben. Ella se delató a sí misma al atacar a alguien sin razón. Si respondes agresivamente, estás rebajándote a su nivel. Por lo tanto esta opción, como en la anterior, corres el riesgo de iniciar una discusión sin sentido que solo conducirá a que ambas sean vistas como mal educadas.
  3. No decir nada. Esta es la mejor opción, pero tiene un "pero". Al no decir nada, estás ignorando a esa persona, dejando claro que ella/el y su comentario no te importan; y tu continúas brillando con tu propia luz. Sin embargo, esto requiere de una autoestima fuerte. En mi caso, y en el de muchas personas, tenemos la mala costumbre de ser complacientes. Quizás seas esa persona que se niega a sí misma para complacer a otros. Esa que al final del día se siente mal consigo misma porque lleva todo el día trabajando duro por complacer al resto. Ese es el verdadero problema: la necesidad de agradar a todos por miedo a quedarte sola, por sentimientos de culpabilidad, egoismo o por otras razones inconscientes que puedas tener.

Cuando somos complacientes a expensas de nuestra propia valía, cualquier comentario malintencionado nos hace sentir aún menos valorados. Sin embargo, el problema no es el respeto que los demás te tengan, sino el respeto que tienes hacia ti misma.

Después de mi sesión de ayer, al llegar a casa, estuve hablando de este tema con mi marido. Aunque le explique lo que habia aprendido, el siente que necesita algún tipo de frase, algo que haga saber a la persona que lo que ha dicho no es aceptable. Aquí va una: cuando alguien haga un comentario inapropiado hacia ti, pídele que repita lo que ha dicho. Normalmente, se sentirá incómoda y reformulará su comentario para que sea más sutil. Esta es una técnica donde, sin atacar a la otra persona, la dejas en evidencia.

En conclusión, no inviertas tus fuerzas en discutir con otras personas. Enfoca tu energía en tu autoestima, en tu seguridad en ti misma. De modo que, cuando alguien te haga un comentario malintencionado, lo sientas como si lo hubiera dicho un niño inmaduro que no sabe lo que dice.


¡Que tengas una maravillosa vida!💗

Este blog se fundamenta en mis experiencias personales y en cómo mi infancia ha influido en mi vida, así como en mi actual búsqueda de crecimiento personal. Aunque este contenido puede equipararse al de un profesional de la salud mental, es importante tener en cuenta que no soy uno. Si crees que estás enfrentando problemas mentales o emocionales, te recomiendo encarecidamente que busques ayuda profesional. Personalmente, cuento con una terapeuta excepcional que me brinda un gran apoyo en este proceso que comparto contigo.
Este blog es una exposición de mis percepciones y opiniones personales; por lo tanto, no tiene la intención de brindar ningún tipo de tratamiento o terapia.


10 abr 2024

Renuncia a la heridas heredadas


Todos heredamos de nustra familia en mayor o menor medida. No se pueden heredar pertenencias, tambien carga genetica, para bien o para mal, asi como creencias, valores, tradiciones, emociones y, a veces, incluso traumas. Sin embargo, no se habla sobre esto en la sociedad. Todos hacemos nuestra vida, ensenando en las redes sociales lo maravillosos que somos. No me mal interpretes, no creo que las redes sociales sean para volcar nuestros problemas, pero no somos reales, principalmente con nosotros mismos. 

El trabajo sin descanso suele ser un sintoma de esto. Vives tu vida poniendo capas sobre capas de responsabilidades y quehaceres para no enfrentarte a tus emociones. Sin embargo, los sentimientos estan ahi. Igual que comes y respiras cada dia, tambien tienes emociones y es fundamental aprender a gestionarlas, especialmente las heridad heredadas. 

Las heredias heredadas, son creencias limitantes sobre sonostros mismos y sobre el mundo. Creencias con las que vivimos cada dia y que aceptamos como parte de nuestra vida aunque, en vez de apoyarnos en nuestra dia a dia, son una carga inconsciente que arrastramos y no nos deja ser la mejor version de nostros mismos. 

Las heridas heredadas  existen, y se transmiten de generacion en generacion,  pero no sirve de nada culpar a tus padres o a la sociedad por quien eres. Eso no te va a sanar. Como decia Louise Hay "todos somos victimas de victimas", tus padres, la sociedad, tambien tiene sus propias heridas generacionales heredadas. Ahora es tu responsabilidad sanarte a ti mismo/a, como adulta que eres.

Estas heridas generacionales tienen sus genesis en estructuras rigidas sociales que pasan de padres a hijos. Estas estructuras sociales tienen dos caracteristicas fundamentales:

Por un lado lo que yo llamo los moldes, todos hemos sido educados en funcion a los moldes de estas estructuras sociales. Estos moldes definen la educacion que recibimos sobre lo que se espera de nosotros en funcion a nuestra edad, sexo, clase social, religion, etc. 

Por otro lado, estan las escalas de porder. Las estructuras sociedades descritas anteriormente estan estructuradas piramidalmente. Estas escalas de poder se ven en la politica, en los centros de trabajo y tambien en las familias. Estas escalas de poder se crean en funcion a la edad, el sexo, la clase social, etc. Sin embargo, es importante romper estas escalas de poder en general, pero sobre todo en las familias. Es hora de movernos hacia estructuras de lideres, no jefes. Estructuras donde todos los miembros de la familia y de la comunidad son respetados y aceptados como son, pero esto esto sera otra publicacion. 

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9 abr 2024

Sé una mujer con todo tu esplendor


A veces escuchamos que las mujeres son difíciles de entender, Pero, en realidad, a muchas personas les pasa lo mismo, tanto a hombres como a mujeres.

Cuando las mujeres expresamos nuestras emociones, a menudo la sociedad lo atribuye a los cambios hormonales, diciendo cosas como "seguro que está con el periodo" o "debe ser por la menopausia". Pero eso no es correcto. No somos solo un montón de hormonas controlando nuestras vidas. Somos personas adultas y razonables, que toman decisiones basadas en nuestro conocimiento y experiencia. Sí, los cambios hormonales pueden influir en cómo nos sentimos, pero cualquiera puede tener un mal día, independientemente de su ciclo hormonal. Relacionar nuestras emociones con nuestros ciclos es, como mínimo, una falta de respeto y una manera de subestimarnos.

Entonces, ¿por qué algunas personas parecen no saber lo que quieren? ¿Y por qué las mujeres a menudo enfrentan más depresión y ansiedad que los hombres? Hay muchos factores que lo explican.

Por un lado, están los aspectos físicos, como el cansancio o una mala alimentación, y sí, también los cambios hormonales. Pero la razón principal es la brecha social que muchas personas, especialmente las mujeres, enfrentan. Esta brecha es la diferencia entre lo que nos han enseñado que debemos ser y lo que realmente somos. Hemos crecido en sociedades con expectativas estrictas basadas en nuestro sexo, religión, estatus social, entre otros, y eso crea emociones como miedo, culpa y vergüenza.

Para las mujeres, esta brecha es particularmente grande. Desde pequeñas nos enseñan que somos menos inteligentes que los hombres, que debemos ser dulces, amables, cuidar de los demás, etc. Además, ahora se espera que seamos mujeres "empoderadas", con una carrera profesional. Esto es abrumador y genera ansiedad mientras intentamos ser "suficientes" en todo. Ademas, si fallamos, vuelve la culpa, la vergüenza y el miedo. Ademas de estas emociones, las altas espectativas sociales crean frustración, falta de autoestima, depresión, entro otros problemas graves. 

La única manera de superar los problemas emocionales, y vivir plenamente, es conociéndonos a nosotros mismos, trabajando para ser nuestra mejor versión y rompiendo los moldes sociales en los que hemos sido moldeados desde la infancia.

Hoy en día, las mujeres están descubriendo que no hay una unica forma de ser mujer.  Nos estamos dando cuenta de que no es necesario ser madres si no es lo que realmente queremos. Estamos aprendiendo que está bien priorizarnos a nosotras mismas y a nuestros hijos, si decidimos tenerlos, pero sin sentirnos obligadas a cumplir con todos los roles tradicionales.

Las mujeres estamos empezando a ver que nuestra felicidad no depende de tener una pareja o de casarnos. Es válido elegir nuestra propia felicidad a nuestra manera. Estamos aprendiendo que somos seres autosuficientes, merecedoras de lo mejor que la vida tiene para ofrecer. Cuando entendemos esto y nos conocemos a nosotras mismas, nos liberamos de la culpa. Nos damos cuenta de que somos responsables solo de nuestras propias decisiones y no debemos nada a los demás. También perdemos el miedo a estar solas, porque nos reconocemos como mujeres fuertes y capaces de satisfacer nuestras propias necesidades. Esta comprensión también nos ayuda a liberarnos de la vergüenza. Aumentamos nuestra autoestima y dejamos de preocuparnos por lo que piensen los demás. Sabemos quiénes somos y no necesitamos demostrar nada a nadie. Nos aceptamos y nos amamos tal como somos.

Ejercicio de autoconocimiento: ¿Qué ideas rígidas aprendiste en tu infancia? ¿Qué te enseñaron tus padres y la sociedad sobre lo que se esperaba de ti como niña/mujer o nino/hombre?

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OpenAI. (2024). ChatGPT (3.5) [Large language model]. https://chat.openai.com

4 abr 2024

Mi adolescencia y juventud

Cuando tenía 13 años, mis padres tomaron la decisión de mudarse a un pueblo, y debo decir que el cambio fue extremadamente difícil para mí.

Antes de la mudanza, asistía a un colegio exclusivamente para chicas, donde se valoraban los buenos modales y el respeto mutuo. Sin embargo, al llegar al colegio del pueblo, me encontré con un ambiente completamente diferente, casi como una selva, donde parecía que solo sobrevivían los más fuertes, y lamentablemente, yo no era uno de ellos.

En este nuevo lugar, presencié agresiones hacia los profesores, lo cual te da una idea de lo que los demás podían hacerle a una niña con baja autoestima que se sentía inferior a todos. Sufrí un fuerte acoso, lo que comúnmente se conoce como "bullying", durante muchos años. Los niños se burlaban de mí, me utilizaban como objeto de burla constante e incluso llegaron a abusar de mí en alguna ocasión. Fue una experiencia muy dolorosa.

Todo lo que yo deseaba en aquel entonces era encajar, tener amigos y ser parte de algo. Tenía tantas carencias de amor que lo buscaba desesperadamente en cada interacción. Realmente fue una época muy dura para mí. Experimentaba agresiones tanto en casa como fuera de ella, y muchas veces me sentía tan sola y desdichada que prefería no existir.


Aunque el acoso y los insultos, especialmente hacia las mujeres, eran lamentablemente parte de la cultura en aquella zona, tuve la fortuna de cruzarme con un grupo de chicas maravillosas, dos de las cuales siguen siendo grandes amigas mías, Puri y Ana.

Finalmente, logré sobrevivir al período escolar en aquel pueblo, que podría compararse a una selva salvaje; afortunadamente, fueron solo dos años. Luego de eso, llegó el momento de reflexionar sobre qué hacer con mi vida. No sentía interés en seguir estudiando, no era algo que me atrajera ni veía como una necesidad. Además, en mi entorno nadie tenía carreras universitarias ni aspiraciones a ellas. Sin embargo, tampoco quería quedarme en casa, eso sería una pesadilla. Fue entonces cuando decidí formarme como Auxiliar de Enfermería, y así comenzó lo que sería el principio de un cambio significativo en mi vida.

Los dos años de formación profesional fueron verdaderamente enriquecedores. Por primera vez, empecé a destacar académicamente, obteniendo sobresalientes. Me apasionaban las clases y me enamoré de la enfermería. Resulta curioso cómo a lo largo de mi vida he descubierto que quienes más deseos tienen de ayudar son a menudo quienes más necesitan ayuda. Además, durante este período, finalmente encontré un grupo de amigas con las que me sentía querida y comprendida. Ellas conocían mi situación en casa, y yo aprendí sobre sus propias luchas y heridas generacionales.

Cuando tenía 17 o 18 años, la situación en casa se volvió completamente insostenible. Mi padre seguía descargando su rabia y frustración en mi madre y en mí. Fue entonces cuando decidí irme a vivir con mi abuela, donde permanecí un par de años antes de independizarme. Desde entonces, nunca más volví a vivir con mis padres; era el momento de iniciar mi propio camino, aunque aún me sentía bastante perdida en él.

A los 23 años, conocí a un chico de Barcelona y decidí seguirlo. Trabajé arduamente durante ese verano para ahorrar lo suficiente y poder alquilar una pequeña habitación en un piso compartido en Barcelona. En esta ciudad, comencé mis estudios universitarios en enfermería mientras trabajaba en un hospital como Auxiliar de Enfermería. Fue así como conocí a la que hoy es mi suegra.

Las cosas con el chico de Barcelona no funcionaron y, después de tres años de carrera universitaria viviendo juntos, decidimos separarnos. Este fue un año muy difícil para mí. Estaba en una ciudad grande y extraña, mi abuela falleció, rompí con mi novio y me fui de su casa. Las cosas en el trabajo tampoco estaban bien; no es fácil ser "la enfermera novata". Fue entonces cuando encontré un libro maravilloso llamado "Usted Puede Sanar su Vida" de Louise Hay. Este libro marcó el comienzo de mi camino de autoconocimiento y crecimiento personal, abriendo las puertas hacia la vida maravillosa que disfruto hoy en día.

Y luego, conocí a mi marido, porque cuando la Vida te cierra una puerta, te abre una ventana aún más grande, bonita y luminosa. Un día, mi compañera de trabajo me invitó a tomar café en su casa, y ahí conocí a su hijo, el hombre más maravilloso del mundo y el padre de mi hijo.


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28 mar 2024

La raiz de tu personalidad. ¿Por qué eres como eres?

Recientemente he encontrado la raíz de muchos aspectos de mi personalidad que no me gustan. Quizás, como yo, tú también eres una persona que sufre de ansiedad, necesitas tenerlo todo bajo control; no soportas el rechazo de otras personas, tienes problemas para establecer tus límites y ponerte seria con otros cuando se requiere.

En mi caso, la razón de todas estas características es el miedo a que algo malo pueda ocurrir en cualquier momento. No me siento segura. ¿Qué tiene que ver esto con lo descrito anteriormente? Aquí te lo explico, por si esto también puede servirte a ti.

De pequeña yo no me sentí amada y protegida por mis padres. Los niños dependen de sus padres para la supervivencia. Para ellos, sentir amor y protección de tus padres es fundamental, eso crea las bases del amor propio y el sentimiento de seguridad en el mundo. En mi caso, yo podía estar en casa jugando tranquilamente; pero si mi padre llegaba y estaba de malas, me pegaba a mí y a mi madre. Cuando mi padre se ponía agresivo perdía totalmente el control, realmente sentía que mi vida y la de mi madre estaba en peligro. Recuerdo tener verdadero pánico. Cuando mi padre llegaba a casa, recuerdo tener miedo. Yo pensaba algo como "a ver de qué humor está hoy". Es por eso que, aunque por fuera parezco tranquila, dentro de mí hay una alerta constante porque una desgracia puede ocurrir en cualquier momento. Es por eso que soy una persona muy perfeccionista y necesito tenerlo todo bajo control, ese control me da una falsa sensación de seguridad. Esta alerta constante, inconsciente, no es forma de vivir. Por supuesto que las cosas pueden pasar en cualquier momento de manera inesperada, pero no se puede vivir en alerta por si algo ocurre. La vida sigue y los acontecimientos vendrán o no, si tienen que venir.

En relación con la codependencia, el miedo al rechazo, a establecer límites, etc. Recientemente, con mi terapeuta, me puse a pensar en el porqué. Siempre me había planteado cómo me siento cuando soy rechazada, y claro, siento que no valgo, que no soy lo suficientemente buena, que hay algo en mí que no está bien. Sin embargo, esta vez lo abordé desde otra perspectiva, ¿Cómo me siento cuando me siento querida y aceptada? La respuesta me paralizó, me siento segura.

Yo, como todos los seres humanos, necesitamos formar parte de un grupo, esto ha garantizado nuestra supervivencia como especie. Sin embargo, en mi caso es algo enfermizo. Me cuesta mucho aceptar el rechazo porque me hace sentir que no estoy segura. De ahí, los problemas para poner límites, la necesidad de complacer a otros, incluso a costa de mí misma.

Esta falta de seguridad no la suple el hecho de que tenga una familia preciosa que me adora, tampoco la suple el que viva en un entorno seguro. Lo que hay dentro de mí está en mi inconsciente y este ha estado influyendo en mi vida consciente por mucho tiempo. Actualmente, aún estoy trabajando en esto y aún voy a necesitar tiempo para sentirme segura. Pero, de momento, me apoyo a mí misma con un mantra: "Yo, María Del Pino, estoy, y me siento, a salvo y segura en todo momento lugar y circunstancia".


¡Que tengas una maravillosa vida!💗

Este blog se fundamenta en mis experiencias personales y en cómo mi infancia ha influido en mi vida, así como en mi actual búsqueda de crecimiento personal. Aunque este contenido puede equipararse al de un profesional de la salud mental, es importante tener en cuenta que no soy uno. Si crees que estás enfrentando problemas mentales o emocionales, te recomiendo encarecidamente que busques ayuda profesional. Personalmente, cuento con una terapeuta excepcional que me brinda un gran apoyo en este proceso que comparto contigo.
Este blog es una exposición de mis percepciones y opiniones personales; por lo tanto, no tiene la intención de brindar ningún tipo de tratamiento o terapia.

20 mar 2024

Mi Infancia

El propósito de este post es abrir al mundo la conversación sobre los niños maltratados. En un mundo de "postureo" y perfeccionismo, siento la necesidad de compartir mi historia con el mundo. No estás sola; somos muchos los que hemos crecido en hogares desestructurados y, ahora como adultos, hacemos todo lo posible para sanar nuestras heridas de la mejor manera posible.

Nací en una familia muy pobre, en un barrio marginal del sur de España. Cuando digo "pobre", me refiero a que a menudo no teníamos suficiente dinero para comer. En mi casa, no se vivía, se sobrevivía.

Mis padres se conocieron en una discoteca cuando tenían 24 años. Aquella noche mantuvieron relaciones sexuales y mi madre quedó embarazada. Así fue como nací. Se casaron debido al embarazo, pero en realidad eran dos personas muy diferentes que se hicieron mucho daño la una a la otra durante muchos años.

Vivir en mi casa era horrible. Nunca sabía cuándo mi padre se iba a enfadar y nos iba a agredir a mi madre o a mí. Estaba constantemente alerta, especialmente cuando mi padre regresaba a casa. Era como vivir con una bomba de relojería; nunca sabías cuándo explotaría toda esa frustración y rabia contenida. Solía interponerme entre mis padres cuando mi padre se volvía violento. Recuerdo sentir terror en esos momentos de violencia y descontrol en mi hogar.

Nunca aprendí lo que es el amor propio o la importancia de mis necesidades. De hecho, es algo en lo que aún trabajo hoy en día, a mis 41 años. Pasé mi infancia creyendo que no valía nada; eso es lo que mis padres me decían: "No vales ni para estar guardada" o "¡Qué asco de niña!". Es crucial tener mucho cuidado con lo que se le dice a los niños. Tú eres su referencia, su seguridad, su TODO en la vida. Así como creen en los Reyes Magos porque tú se lo dices, también creerán lo que tú les digas sobre ellos mismos, y lo grabarán en sus mentes a fuego. Si les dices que son inteligentes y que llegarán lejos en la vida, eso es lo que creerán sobre sí mismos. Sin embargo, si les dices que son un fracaso, será difícil que lleguen a ser otra cosa en la vida. Por supuesto, hay excepciones como yo, pero no somos tantos.

A los 6 años, mis padres me llevaron a un colegio religioso solo para niñas. Allí aprendí lo que la sociedad esperaba de mí como mujer. Aprendí el valor del sacrificio y del sufrimiento. Me enseñaron a ser abnegada, a ayudar al prójimo e incluso a anteponerlo a mí misma. No encontraba buenos ejemplos a seguir en mi casa, pero el colegio si que representaba esa disciplina y educacion que necesitan los ninos. uizás por eso sus ensenanzas se grabaron tan profundamente en mí, tanto las que me han apoyado en la vida como las que no.

Debido a mi situación en casa y en el colegio, sentía un enorme sentimiento de falta de valía. Tan grande era mi falta de valía y la creencia de sacrificio por el prójimo para ser digna de amor, que cuando una de mis tías se enfermó y dijeron que tal vez moriría, llegué a rezar para morir yo en vez de ella. He pasado muchos años sintiendo que le debo algo al mundo. Siento que debo hacer algo por el mundo para ser digna de amor, lo cual es una condición desmedida.

Cuando tenía 9 años, nació mi hermano. Lo amo con todo mi corazón, pero lo peor que pueden hacer dos personas que no se quieren es traer hijos al mundo. No se puede traer a una criatura al mundo con la responsabilidad de sanar una relación. Los niños no se traen con responsabilidades, sino por el amor, para amar a alguien más que a uno mismo. Nada más. Nunca con la función de sanar una pareja que no funciona. Si la pareja no funciona sin responsabilidades, menos lo hará cuando tengan que ponerse de acuerdo en la educación de un hijo.

Mi hermano tardó en nacer 41 semanas; no sé si está relacionado, pero nunca fue un niño totalmente normal. Cuando tenía 1 o 2 años, lo operaron de los oídos. No oía bien y pensaron que por eso no hablaba correctamente. Luego descubrieron que tiene un retraso mental. Aunque físicamente no se notaba, estaba ahí. Hoy, además del retraso mental, mi hermano tiene esquizofrenia y vive en un centro de salud mental.


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18 mar 2024

Se consciente de tu inconsciente. Sal de tu bucle emocional.

Desde que nacemos, las mujeres y los hombres tenemos una serie de características que se espera de nosotras por el simple hecho de ser mujer u hombre. Por supuesto, estas características obligatorias, estrictas y sin sentido, se transmiten más pronunciadamente en unas familias que en otras.

En las culturas más tradicionales, se espera que el hombre sea "el cabeza de familia", que provea, sea valiente, no llore, etc. De las mujeres, se espera que seamos buenas, que estemos calladas, que seamos sacrificadas, abnegadas, etc. ¿Qué otros valores te inculcaron tu familia por ser un hombre o una mujer?

Yo nací en una familia muy pobre, en un barrio marginal del sur de España. Con pobre me refiero a que muchas veces no teníamos dinero para comer. En mi casa no se vivía, se subsistía.

Mis padres se conocieron en una discoteca cuando tenían 24 años, esa noche mantuvieron relaciones sexuales y mi madre se quedó embarazada. De ahí nací yo. Mis padres se casaron debido al embarazo, pero realmente son dos personas muy diferentes que se hicieron mucho daño la una a la otra durante muchos años.

Vivir en mi casa era horrible, yo no sabía en qué momento mi padre se iba a enfadar y nos iba a agredir a mi madre o a mí. Era como una bomba de relojería, nunca sabías cuando iba a estallar toda esa frustración y rabia contenida. Esto me hacía estar en una alerta constante; sin pataletas cuando mi padre me quitaba la televisión para ver lo que él quería y obedeciendo en todo para no llevarme un golpe en el trasero con el palo de la escoba. Eso lo aprendí la primera vez que me dejó el palo de la escoba marcado en el trasero.

Recuerdo a mi madre con una depresión profunda, llorando y diciéndome que quería estar muerta. Eso marca a cualquier niño.

Además de este entorno familiar, yo crecí en un colegio ultra católico solo para niñas. En este colegio aprendí sobre lo que significa "ser mujer". Aquí aprendí sobre la abnegación, aprendí que para ir al cielo tenemos que ayudar a otros y, no solo ayudar, los demás están antes que nuestros propios intereses.

Dado que mi madre tiende al victimismo, yo vi en ella a una de esas personas necesitadas en la vida a las que hay que ayudar; pero yo lo llevé a un plano mayor, tenía que salvarla. Además, dado que yo crecí en un hogar donde el amor era condicional, las muestras de afecto eran muy escasas, o ausentes, yo crecí pensando que el Amor de Dios también era condicional, tenía que ganarme el ir al cielo.

En fin, imagina qué menjunje emocional. En el colegio aprendo la importancia de poner los más necesitados por delante mío, el sacrificio, etc. y en casa tengo a mi madre que era la persona más necesitada que conocía hasta la época. Esto ha sido un desgaste emocional horrible a lo largo de mi vida. Esta educación en anulación personal me ha llevado a ser la persona perfeccionista con la que aún lucho; me ha hecho cargar con una profunda culpabilidad por mis errores del pasado. He llegado a pensar que no iré al Cielo. Soy humana, cometo errores, pero dado que el amor es condicional (para mí), el Amor de Dios también lo es.

Llegar a comprender todo esto me ha llevado años y aún sigo trabajando en mi total sanación. Tengo problemas de seguridad en mí misma, de sentirme merecedora, entre otros. Desde aquí, realmente te animo a analizar tu "basura emocional". A relacionar tus comportamientos, tu manera de ser con los acontecimientos del pasado. Comprenderte mejor a ti mismo es la clave para sanar, para retomar tu propia voz y resurgir como la mejor versión de ti misma.

Aunque no seas consciente de tus experiencias del pasado, lo que has aprendido y experimentado a lo largo de la vida, influye en tus emociones diarias; estas a su vez condicionan tus decisiones y comportamientos; y estos a su vez crean tu vida. Sanar tu pasado es la clave para una vida plena en el futuro.

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15 mar 2024

La razon de tu vacio interior.


Todos tenemos una cultura y unas tradiciones arraigadas a nuestro lugar de origen. Normalmente, esta cultura y estas tradiciones están relacionadas con la comida, el sexo, la edad, la religión, etc. En esta publicacion me voy a centrar, sobre todo, en los aspectos culturales relacionados con el sexo en muchos países del mundo.

Ser consciente de los estereotipos ligados a tu sexo, y de las creencias que te ha transmitido tu familia y la sociedad donde has vivido, es fundamental para sanar ese vacío que llevas dentro y descubrir el verdadero individuo que habita dentro de ti. Además, sanar las heridas generacionales te ayudará a que no se las transmitas a tus hijas para que estas sean libres de dar su máximo potencial a sí mismas y al mundo.

Cuando llevas tus emociones y creencias del plano inconsciente al plano consciente, te haces dueña de tu sentimientos y eso te permite modificar esos aspectos de ti misma que no te apoyan en la vida. Ves las cosas desde una perspectiva diferente, donde tú estás a cargo de tus sentimientos y donde tus necesidades no dependen de otros, sino de ti misma. Llenas ese vacío que hay dentro de ti, te sientes segura. Además, ser consciente de la razón/raíz de tus emociones te ayuda a ver la vida como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje continuado.

Por cada acción que nos sucede en la vida, implementamos una reacción que de manera inconsciente puede está ligada a nuestro pasado y/o infancia. Es fundamental sanar nuestras heridas generacionales para empezar a responder ante la vida como el adulto que somos. Además, cuando sanas tu pasado, empiezas a priorizar tu bienestar, tu equilibrio interior y tu paz por encima de todo. TU pasas a ser TU prioridad. No es egoísmo, es salud.

Cuando analizas y entiendes tus heridas generacionales, eres más compasiva contigo misma y las personas que te rodean. Aprendes a escuchar más allá de las palabras y a comprender realmente la razón del comportamiento de ti misma y de los que te rodean.

Es importante aclarar que el análisis cultural no tiene como objetivo buscar culpables, el objetivo es entendernos mejor a nosotras mismas y dejar de ser esa niña indefensa que se siente sola y que busca con ansias las migajas de amor y aprobación que pueda encontrar a su alrededor.


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13 mar 2024

La Herida Generacional

Desde hace mucho tiempo sabía que algo no andaba bien con mi madre. Nunca me he sentido querida o arropada por ella. Siempre la excusaba porque tenía que lidiar con mi padre, quien nos maltrataba física y psicológicamente a ambas. Y cuando por fin se liberó de mi padre, mi hermano desarrolló esquizofrenia.

Sin embargo, ahora que finalmente mi hermano vive en un centro de salud mental y ella es feliz y vive tranquila con su nueva pareja, yo sigo sin percibir ningún tipo de amor o aprecio por parte de mi madre.

Actualmente me encuentro pasando un duelo, el duelo de saber que la relación con mi madre no es buena para mí, que me hace daño. Estoy en proceso de aceptar que nunca tendré ese amor incondicional que he esperado siempre de mi madre, pero también estoy en proceso de aprender más. Quiero aprender más sobre mí y sobre mi madre para entender mejor esta situación. Quiero encontrar el origen del problema para arrancarlo de raiz y estar en paz conmigo misma y mis circunstancias.

Mis problemas de autoestima, codependencia, inseguridad, etc., los he arrastrado toda la vida. A todas mis carencias emocionales les he ido poniendo capas y capas de títulos académicos, trabajo desenfrenado, múltiples tareas diarias, además de muchos kilómetros de distancia de mi ciudad natal. Sin embargo, ninguna de esas estrategias me ha servido. Dentro de mí había un vacío que no se llenaba por mucho que luchara contra él.

Algo que ha jugado un papel importante en mi vida es mi interés por la psicología y el crecimiento personal. Hace unos 15 años que me inicié en el mundo del autoconocimiento y gestión emocional. Durante este tiempo, he aprendido mucho y quiero compartir todo lo que he aprendido y mi experiencia personal con todos aquellos que quieran leer mis palabras.

Tanto los hombres como las mujeres sufren de vacío emocional. Actuamente, la depresión y la ansiedad son pandemias que afectan a millones de personas en el mundo. La razón de estos problemas emocionales son muchas y muy diversas, pero una de las principales causas es la cultura estricta en la que crecemos. Todos crecemos rodeados de expectativas, deberes, creencias y estereotipos relacionados con nuestro sexo, religión, estatus social, entre otros. Toda esa carga cultural pasa de padres a hijos y crea heridas generacionales.

Sanar estas heridas generacionales es imperativo. Al sanar tu pasado, sanas tu presente.

Todos, desde pequeños, aprendemos a fluir por la vida lo mejor que sabemos y podemos. A lo largo de la vida, adquirimos conocimiento y experiencias que posteriormente nos ayudan a lo largo de la vida. Estos conocimientos y experiencias te enseñan a vivir en el mundo. Sin embargo, a lo largo de la vida también adquirimos conocimientos y experiencias que nos limitan, que no nos dejan ser la mejor versión de nosotros mismos. Todos, en mayor o menor medida, llevamos una mochila emocional a la espalda que no nos deja ser la mejor versión de nosotros mismos. Ideas limitantes sobre nosotros mismos y sobre la vida que hemos aprendido de nuestros padres. Sin embargo, como he dicho anteriormente y repitiendo las palabras de Louise Hay "Todos somos víctimas de víctimas". Tus padres te han enseñado en función de sus propias heridas generacionales. Ellos no tienen la culpa. No se trata de buscar culpables. Se trata de que ahora tú, como adulto, poco a poco vacíes esa mochila que no te permite avanzar por la vida cómodamente y que te impide ser la mejor versión de ti mismo.

¡Que tengas una maravillosa vida!💗

La memoria y la percepción son subjetivas. Este blog se fundamenta en mis experiencias personales y en cómo mi infancia ha influido en mi vida, así como en mi actual búsqueda de crecimiento personal. Aunque este contenido puede equipararse al de un profesional de la salud mental, es importante tener en cuenta que no soy uno. Si crees que estás enfrentando problemas mentales o emocionales, te recomiendo encarecidamente que busques ayuda profesional. Personalmente, cuento con una terapeuta excepcional que me brinda un gran apoyo en este proceso que comparto contigo.Sin embargo, es fundamental dejar claro que este blog es una exposición de mis percepciones y opiniones personales; por lo tanto, no tiene la intención de brindar ningún tipo de tratamiento o terapia.