28 mar 2024

La raiz de tu personalidad. ¿Por qué eres como eres?

Recientemente he encontrado la raíz de muchos aspectos de mi personalidad que no me gustan. Quizás, como yo, tú también eres una persona que sufre de ansiedad, necesitas tenerlo todo bajo control; no soportas el rechazo de otras personas, tienes problemas para establecer tus límites y ponerte seria con otros cuando se requiere.

En mi caso, la razón de todas estas características es el miedo a que algo malo pueda ocurrir en cualquier momento. No me siento segura. ¿Qué tiene que ver esto con lo descrito anteriormente? Aquí te lo explico, por si esto también puede servirte a ti.

De pequeña yo no me sentí amada y protegida por mis padres. Los niños dependen de sus padres para la supervivencia. Para ellos, sentir amor y protección de tus padres es fundamental, eso crea las bases del amor propio y el sentimiento de seguridad en el mundo. En mi caso, yo podía estar en casa jugando tranquilamente; pero si mi padre llegaba y estaba de malas, me pegaba a mí y a mi madre. Cuando mi padre se ponía agresivo perdía totalmente el control, realmente sentía que mi vida y la de mi madre estaba en peligro. Recuerdo tener verdadero pánico. Cuando mi padre llegaba a casa, recuerdo tener miedo. Yo pensaba algo como "a ver de qué humor está hoy". Es por eso que, aunque por fuera parezco tranquila, dentro de mí hay una alerta constante porque una desgracia puede ocurrir en cualquier momento. Es por eso que soy una persona muy perfeccionista y necesito tenerlo todo bajo control, ese control me da una falsa sensación de seguridad. Esta alerta constante, inconsciente, no es forma de vivir. Por supuesto que las cosas pueden pasar en cualquier momento de manera inesperada, pero no se puede vivir en alerta por si algo ocurre. La vida sigue y los acontecimientos vendrán o no, si tienen que venir.

En relación con la codependencia, el miedo al rechazo, a establecer límites, etc. Recientemente, con mi terapeuta, me puse a pensar en el porqué. Siempre me había planteado cómo me siento cuando soy rechazada, y claro, siento que no valgo, que no soy lo suficientemente buena, que hay algo en mí que no está bien. Sin embargo, esta vez lo abordé desde otra perspectiva, ¿Cómo me siento cuando me siento querida y aceptada? La respuesta me paralizó, me siento segura.

Yo, como todos los seres humanos, necesitamos formar parte de un grupo, esto ha garantizado nuestra supervivencia como especie. Sin embargo, en mi caso es algo enfermizo. Me cuesta mucho aceptar el rechazo porque me hace sentir que no estoy segura. De ahí, los problemas para poner límites, la necesidad de complacer a otros, incluso a costa de mí misma.

Esta falta de seguridad no la suple el hecho de que tenga una familia preciosa que me adora, tampoco la suple el que viva en un entorno seguro. Lo que hay dentro de mí está en mi inconsciente y este ha estado influyendo en mi vida consciente por mucho tiempo. Actualmente, aún estoy trabajando en esto y aún voy a necesitar tiempo para sentirme segura. Pero, de momento, me apoyo a mí misma con un mantra: "Yo, María Del Pino, estoy, y me siento, a salvo y segura en todo momento lugar y circunstancia".


¡Que tengas una maravillosa vida!💗

Este blog se fundamenta en mis experiencias personales y en cómo mi infancia ha influido en mi vida, así como en mi actual búsqueda de crecimiento personal. Aunque este contenido puede equipararse al de un profesional de la salud mental, es importante tener en cuenta que no soy uno. Si crees que estás enfrentando problemas mentales o emocionales, te recomiendo encarecidamente que busques ayuda profesional. Personalmente, cuento con una terapeuta excepcional que me brinda un gran apoyo en este proceso que comparto contigo.
Este blog es una exposición de mis percepciones y opiniones personales; por lo tanto, no tiene la intención de brindar ningún tipo de tratamiento o terapia.

20 mar 2024

Mi Infancia

El propósito de este post es abrir al mundo la conversación sobre los niños maltratados. En un mundo de "postureo" y perfeccionismo, siento la necesidad de compartir mi historia con el mundo. No estás sola; somos muchos los que hemos crecido en hogares desestructurados y, ahora como adultos, hacemos todo lo posible para sanar nuestras heridas de la mejor manera posible.

Nací en una familia muy pobre, en un barrio marginal del sur de España. Cuando digo "pobre", me refiero a que a menudo no teníamos suficiente dinero para comer. En mi casa, no se vivía, se sobrevivía.

Mis padres se conocieron en una discoteca cuando tenían 24 años. Aquella noche mantuvieron relaciones sexuales y mi madre quedó embarazada. Así fue como nací. Se casaron debido al embarazo, pero en realidad eran dos personas muy diferentes que se hicieron mucho daño la una a la otra durante muchos años.

Vivir en mi casa era horrible. Nunca sabía cuándo mi padre se iba a enfadar y nos iba a agredir a mi madre o a mí. Estaba constantemente alerta, especialmente cuando mi padre regresaba a casa. Era como vivir con una bomba de relojería; nunca sabías cuándo explotaría toda esa frustración y rabia contenida. Solía interponerme entre mis padres cuando mi padre se volvía violento. Recuerdo sentir terror en esos momentos de violencia y descontrol en mi hogar.

Nunca aprendí lo que es el amor propio o la importancia de mis necesidades. De hecho, es algo en lo que aún trabajo hoy en día, a mis 41 años. Pasé mi infancia creyendo que no valía nada; eso es lo que mis padres me decían: "No vales ni para estar guardada" o "¡Qué asco de niña!". Es crucial tener mucho cuidado con lo que se le dice a los niños. Tú eres su referencia, su seguridad, su TODO en la vida. Así como creen en los Reyes Magos porque tú se lo dices, también creerán lo que tú les digas sobre ellos mismos, y lo grabarán en sus mentes a fuego. Si les dices que son inteligentes y que llegarán lejos en la vida, eso es lo que creerán sobre sí mismos. Sin embargo, si les dices que son un fracaso, será difícil que lleguen a ser otra cosa en la vida. Por supuesto, hay excepciones como yo, pero no somos tantos.

A los 6 años, mis padres me llevaron a un colegio religioso solo para niñas. Allí aprendí lo que la sociedad esperaba de mí como mujer. Aprendí el valor del sacrificio y del sufrimiento. Me enseñaron a ser abnegada, a ayudar al prójimo e incluso a anteponerlo a mí misma. No encontraba buenos ejemplos a seguir en mi casa, pero el colegio si que representaba esa disciplina y educacion que necesitan los ninos. uizás por eso sus ensenanzas se grabaron tan profundamente en mí, tanto las que me han apoyado en la vida como las que no.

Debido a mi situación en casa y en el colegio, sentía un enorme sentimiento de falta de valía. Tan grande era mi falta de valía y la creencia de sacrificio por el prójimo para ser digna de amor, que cuando una de mis tías se enfermó y dijeron que tal vez moriría, llegué a rezar para morir yo en vez de ella. He pasado muchos años sintiendo que le debo algo al mundo. Siento que debo hacer algo por el mundo para ser digna de amor, lo cual es una condición desmedida.

Cuando tenía 9 años, nació mi hermano. Lo amo con todo mi corazón, pero lo peor que pueden hacer dos personas que no se quieren es traer hijos al mundo. No se puede traer a una criatura al mundo con la responsabilidad de sanar una relación. Los niños no se traen con responsabilidades, sino por el amor, para amar a alguien más que a uno mismo. Nada más. Nunca con la función de sanar una pareja que no funciona. Si la pareja no funciona sin responsabilidades, menos lo hará cuando tengan que ponerse de acuerdo en la educación de un hijo.

Mi hermano tardó en nacer 41 semanas; no sé si está relacionado, pero nunca fue un niño totalmente normal. Cuando tenía 1 o 2 años, lo operaron de los oídos. No oía bien y pensaron que por eso no hablaba correctamente. Luego descubrieron que tiene un retraso mental. Aunque físicamente no se notaba, estaba ahí. Hoy, además del retraso mental, mi hermano tiene esquizofrenia y vive en un centro de salud mental.


¡Que tengas una maravillosa vida!💗

Este blog se fundamenta en mis experiencias personales y en cómo mi infancia ha influido en mi vida, así como en mi actual búsqueda de crecimiento personal. Aunque este contenido puede equipararse al de un profesional de la salud mental, es importante tener en cuenta que no soy uno. Si crees que estás enfrentando problemas mentales o emocionales, te recomiendo encarecidamente que busques ayuda profesional. Personalmente, cuento con una terapeuta excepcional que me brinda un gran apoyo en este proceso que comparto contigo.Sin embargo, es fundamental dejar claro que este blog es una exposición de mis percepciones y opiniones personales; por lo tanto, no tiene la intención de brindar ningún tipo de tratamiento o terapia.

18 mar 2024

Se consciente de tu inconsciente. Sal de tu bucle emocional.

Desde que nacemos, las mujeres y los hombres tenemos una serie de características que se espera de nosotras por el simple hecho de ser mujer u hombre. Por supuesto, estas características obligatorias, estrictas y sin sentido, se transmiten más pronunciadamente en unas familias que en otras.

En las culturas más tradicionales, se espera que el hombre sea "el cabeza de familia", que provea, sea valiente, no llore, etc. De las mujeres, se espera que seamos buenas, que estemos calladas, que seamos sacrificadas, abnegadas, etc. ¿Qué otros valores te inculcaron tu familia por ser un hombre o una mujer?

Yo nací en una familia muy pobre, en un barrio marginal del sur de España. Con pobre me refiero a que muchas veces no teníamos dinero para comer. En mi casa no se vivía, se subsistía.

Mis padres se conocieron en una discoteca cuando tenían 24 años, esa noche mantuvieron relaciones sexuales y mi madre se quedó embarazada. De ahí nací yo. Mis padres se casaron debido al embarazo, pero realmente son dos personas muy diferentes que se hicieron mucho daño la una a la otra durante muchos años.

Vivir en mi casa era horrible, yo no sabía en qué momento mi padre se iba a enfadar y nos iba a agredir a mi madre o a mí. Era como una bomba de relojería, nunca sabías cuando iba a estallar toda esa frustración y rabia contenida. Esto me hacía estar en una alerta constante; sin pataletas cuando mi padre me quitaba la televisión para ver lo que él quería y obedeciendo en todo para no llevarme un golpe en el trasero con el palo de la escoba. Eso lo aprendí la primera vez que me dejó el palo de la escoba marcado en el trasero.

Recuerdo a mi madre con una depresión profunda, llorando y diciéndome que quería estar muerta. Eso marca a cualquier niño.

Además de este entorno familiar, yo crecí en un colegio ultra católico solo para niñas. En este colegio aprendí sobre lo que significa "ser mujer". Aquí aprendí sobre la abnegación, aprendí que para ir al cielo tenemos que ayudar a otros y, no solo ayudar, los demás están antes que nuestros propios intereses.

Dado que mi madre tiende al victimismo, yo vi en ella a una de esas personas necesitadas en la vida a las que hay que ayudar; pero yo lo llevé a un plano mayor, tenía que salvarla. Además, dado que yo crecí en un hogar donde el amor era condicional, las muestras de afecto eran muy escasas, o ausentes, yo crecí pensando que el Amor de Dios también era condicional, tenía que ganarme el ir al cielo.

En fin, imagina qué menjunje emocional. En el colegio aprendo la importancia de poner los más necesitados por delante mío, el sacrificio, etc. y en casa tengo a mi madre que era la persona más necesitada que conocía hasta la época. Esto ha sido un desgaste emocional horrible a lo largo de mi vida. Esta educación en anulación personal me ha llevado a ser la persona perfeccionista con la que aún lucho; me ha hecho cargar con una profunda culpabilidad por mis errores del pasado. He llegado a pensar que no iré al Cielo. Soy humana, cometo errores, pero dado que el amor es condicional (para mí), el Amor de Dios también lo es.

Llegar a comprender todo esto me ha llevado años y aún sigo trabajando en mi total sanación. Tengo problemas de seguridad en mí misma, de sentirme merecedora, entre otros. Desde aquí, realmente te animo a analizar tu "basura emocional". A relacionar tus comportamientos, tu manera de ser con los acontecimientos del pasado. Comprenderte mejor a ti mismo es la clave para sanar, para retomar tu propia voz y resurgir como la mejor versión de ti misma.

Aunque no seas consciente de tus experiencias del pasado, lo que has aprendido y experimentado a lo largo de la vida, influye en tus emociones diarias; estas a su vez condicionan tus decisiones y comportamientos; y estos a su vez crean tu vida. Sanar tu pasado es la clave para una vida plena en el futuro.

¡Que tengas una maravillosa vida!💗

Este blog se fundamenta en mis experiencias personales y en cómo mi infancia ha influido en mi vida, así como en mi actual búsqueda de crecimiento personal. Aunque este contenido puede equipararse al de un profesional de la salud mental, es importante tener en cuenta que no soy uno. Si crees que estás enfrentando problemas mentales o emocionales, te recomiendo encarecidamente que busques ayuda profesional. Personalmente, cuento con una terapeuta excepcional que me brinda un gran apoyo en este proceso que comparto contigo.Sin embargo, es fundamental dejar claro que este blog es una exposición de mis percepciones y opiniones personales; por lo tanto, no tiene la intención de brindar ningún tipo de tratamiento o terapia.

15 mar 2024

La razon de tu vacio interior.


Todos tenemos una cultura y unas tradiciones arraigadas a nuestro lugar de origen. Normalmente, esta cultura y estas tradiciones están relacionadas con la comida, el sexo, la edad, la religión, etc. En esta publicacion me voy a centrar, sobre todo, en los aspectos culturales relacionados con el sexo en muchos países del mundo.

Ser consciente de los estereotipos ligados a tu sexo, y de las creencias que te ha transmitido tu familia y la sociedad donde has vivido, es fundamental para sanar ese vacío que llevas dentro y descubrir el verdadero individuo que habita dentro de ti. Además, sanar las heridas generacionales te ayudará a que no se las transmitas a tus hijas para que estas sean libres de dar su máximo potencial a sí mismas y al mundo.

Cuando llevas tus emociones y creencias del plano inconsciente al plano consciente, te haces dueña de tu sentimientos y eso te permite modificar esos aspectos de ti misma que no te apoyan en la vida. Ves las cosas desde una perspectiva diferente, donde tú estás a cargo de tus sentimientos y donde tus necesidades no dependen de otros, sino de ti misma. Llenas ese vacío que hay dentro de ti, te sientes segura. Además, ser consciente de la razón/raíz de tus emociones te ayuda a ver la vida como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje continuado.

Por cada acción que nos sucede en la vida, implementamos una reacción que de manera inconsciente puede está ligada a nuestro pasado y/o infancia. Es fundamental sanar nuestras heridas generacionales para empezar a responder ante la vida como el adulto que somos. Además, cuando sanas tu pasado, empiezas a priorizar tu bienestar, tu equilibrio interior y tu paz por encima de todo. TU pasas a ser TU prioridad. No es egoísmo, es salud.

Cuando analizas y entiendes tus heridas generacionales, eres más compasiva contigo misma y las personas que te rodean. Aprendes a escuchar más allá de las palabras y a comprender realmente la razón del comportamiento de ti misma y de los que te rodean.

Es importante aclarar que el análisis cultural no tiene como objetivo buscar culpables, el objetivo es entendernos mejor a nosotras mismas y dejar de ser esa niña indefensa que se siente sola y que busca con ansias las migajas de amor y aprobación que pueda encontrar a su alrededor.


¡Que tengas una maravillosa vida!💗

Este blog se fundamenta en mis experiencias personales y en cómo mi infancia ha influido en mi vida, así como en mi actual búsqueda de crecimiento personal. Aunque este contenido puede equipararse al de un profesional de la salud mental, es importante tener en cuenta que no soy uno. Si crees que estás enfrentando problemas mentales o emocionales, te recomiendo encarecidamente que busques ayuda profesional. Personalmente, cuento con una terapeuta excepcional que me brinda un gran apoyo en este proceso que comparto contigo.Sin embargo, es fundamental dejar claro que este blog es una exposición de mis percepciones y opiniones personales; por lo tanto, no tiene la intención de brindar ningún tipo de tratamiento o terapia.

13 mar 2024

La Herida Generacional

Desde hace mucho tiempo sabía que algo no andaba bien con mi madre. Nunca me he sentido querida o arropada por ella. Siempre la excusaba porque tenía que lidiar con mi padre, quien nos maltrataba física y psicológicamente a ambas. Y cuando por fin se liberó de mi padre, mi hermano desarrolló esquizofrenia.

Sin embargo, ahora que finalmente mi hermano vive en un centro de salud mental y ella es feliz y vive tranquila con su nueva pareja, yo sigo sin percibir ningún tipo de amor o aprecio por parte de mi madre.

Actualmente me encuentro pasando un duelo, el duelo de saber que la relación con mi madre no es buena para mí, que me hace daño. Estoy en proceso de aceptar que nunca tendré ese amor incondicional que he esperado siempre de mi madre, pero también estoy en proceso de aprender más. Quiero aprender más sobre mí y sobre mi madre para entender mejor esta situación. Quiero encontrar el origen del problema para arrancarlo de raiz y estar en paz conmigo misma y mis circunstancias.

Mis problemas de autoestima, codependencia, inseguridad, etc., los he arrastrado toda la vida. A todas mis carencias emocionales les he ido poniendo capas y capas de títulos académicos, trabajo desenfrenado, múltiples tareas diarias, además de muchos kilómetros de distancia de mi ciudad natal. Sin embargo, ninguna de esas estrategias me ha servido. Dentro de mí había un vacío que no se llenaba por mucho que luchara contra él.

Algo que ha jugado un papel importante en mi vida es mi interés por la psicología y el crecimiento personal. Hace unos 15 años que me inicié en el mundo del autoconocimiento y gestión emocional. Durante este tiempo, he aprendido mucho y quiero compartir todo lo que he aprendido y mi experiencia personal con todos aquellos que quieran leer mis palabras.

Tanto los hombres como las mujeres sufren de vacío emocional. Actuamente, la depresión y la ansiedad son pandemias que afectan a millones de personas en el mundo. La razón de estos problemas emocionales son muchas y muy diversas, pero una de las principales causas es la cultura estricta en la que crecemos. Todos crecemos rodeados de expectativas, deberes, creencias y estereotipos relacionados con nuestro sexo, religión, estatus social, entre otros. Toda esa carga cultural pasa de padres a hijos y crea heridas generacionales.

Sanar estas heridas generacionales es imperativo. Al sanar tu pasado, sanas tu presente.

Todos, desde pequeños, aprendemos a fluir por la vida lo mejor que sabemos y podemos. A lo largo de la vida, adquirimos conocimiento y experiencias que posteriormente nos ayudan a lo largo de la vida. Estos conocimientos y experiencias te enseñan a vivir en el mundo. Sin embargo, a lo largo de la vida también adquirimos conocimientos y experiencias que nos limitan, que no nos dejan ser la mejor versión de nosotros mismos. Todos, en mayor o menor medida, llevamos una mochila emocional a la espalda que no nos deja ser la mejor versión de nosotros mismos. Ideas limitantes sobre nosotros mismos y sobre la vida que hemos aprendido de nuestros padres. Sin embargo, como he dicho anteriormente y repitiendo las palabras de Louise Hay "Todos somos víctimas de víctimas". Tus padres te han enseñado en función de sus propias heridas generacionales. Ellos no tienen la culpa. No se trata de buscar culpables. Se trata de que ahora tú, como adulto, poco a poco vacíes esa mochila que no te permite avanzar por la vida cómodamente y que te impide ser la mejor versión de ti mismo.

¡Que tengas una maravillosa vida!💗

La memoria y la percepción son subjetivas. Este blog se fundamenta en mis experiencias personales y en cómo mi infancia ha influido en mi vida, así como en mi actual búsqueda de crecimiento personal. Aunque este contenido puede equipararse al de un profesional de la salud mental, es importante tener en cuenta que no soy uno. Si crees que estás enfrentando problemas mentales o emocionales, te recomiendo encarecidamente que busques ayuda profesional. Personalmente, cuento con una terapeuta excepcional que me brinda un gran apoyo en este proceso que comparto contigo.Sin embargo, es fundamental dejar claro que este blog es una exposición de mis percepciones y opiniones personales; por lo tanto, no tiene la intención de brindar ningún tipo de tratamiento o terapia.

12 mar 2024

¡Se acabó! Yo no merezco esto.



Finalmente, ese día llega. Ese día en que decides liberarte del drama, de la ansiedad, de aquello que, lejos de sacar lo mejor de ti, saca todo lo peor. Ese día finalmente llega, pero no es fácil. Con el hecho de romper con todo y con todos, también llega la culpabilidad, el miedo, la vergüenza. Limpiar nuestro camino de marañas es una tarea difícil, pero quiero que sepas que no estás solo. Yo y millones de personas más en el mundo estamos contigo.

Lo primero que tienes que saber es que estás en todo tu derecho. No te sientas culpable por salir de esa situación que te hace desdichado y te provoca malestar. Tienes derecho a ser feliz. El mundo necesita gente feliz, que irradie felicidad y a su vez la esparza también por el mundo. No podemos ser la mejor versión de nosotros mismos y dar lo mejor de nosotros al mundo si estamos sometidos a situaciones y/o personas indeseables.

Cuando hablo de situaciones y/o personas indeseables, me refiero a todos. "Todos" incluye a esa amiga de la infancia con la que ya no conectas, tu madre, tu pareja... Quien sea que, lejos de darte cariño, solo te dé sufrimiento y malestar.

Por supuesto, el proceso de la despedida conlleva un duelo. ¿Qué es el duelo? El duelo es una experiencia emocional y psicológica que ocurre como respuesta a una pérdida significativa, como la muerte de un ser querido, la pérdida de un empleo, el fin de una relación amorosa, entre otros eventos importantes en la vida de una persona. Por el motivo de esta publicación, nos referiremos al duelo como a la finalización voluntaria de cualquier tipo de relación.

Durante este duelo pasarás por 5 fases:

Negación: En esta fase quizás aún no te atrevas a dar el paso. En esta fase aparecen dudas, miedos, culpabilidad. Tu mente, aunque sabe que las cosas no están bien, busca una excusa para no dar el paso. Piensa que esto es totalmente normal. Sin embargo, si tu corazón te grita que debes salir de esa situación, probablemente es lo que debes hacer.

Ira: Te enfadas con esa persona. Te sientes indignado, no entiendes por qué las cosas son así, lo que te hace estar profundamente enfadado.

Negociación: En esta fase es normal querer arreglar las cosas, buscar una reconciliación, buscar un punto medio donde ambas partes salgan beneficiadas. En esta fase es normal pensar que quizás esa persona cambie si se lo pides.

Aceptación: En esta fase por fin superas esta pérdida. Perdonas a esa persona por el daño causado y sigues tu camino habiendo superado esta relación. Sí, para superar todo esto debes perdonar a la otra persona. Como decía Louise Hay: "Todos somos víctimas de víctimas". La otra persona también es un ser humano. Eso no significa que tengas que volver a tener relación con esa persona, pero sí debes entender que esa persona también es humana y ha actuado según sus razones para hacerlo.

Ahora, llegados a este punto, esta persona ya no te afecta. Entiendes que es una persona diferente a ti y la respetas como tal, pero ya no bailas al son de su música. En este punto, tú eres el que marca el paso en la relación o simplemente te marchas para siempre.

Es importante tener en cuenta que estas fases no son necesariamente lineales ni universales, y no todas las personas experimentarán todas las fases o en el mismo orden. El duelo es un proceso individual y único para cada persona. En estos momentos, es fundamental tu propia autocompasión.

Ser autocompasivo es una cualidad importante, especialmente durante períodos de dificultad como el duelo. Aquí hay algunas razones por las cuales la autocompasión es importante en estos momentos:

Validación emocional: Ser autocompasivo implica reconocer y validar tus propios sentimientos y experiencias. Esto te permite aceptar tus emociones sin juzgarte a ti mismo, lo cual es crucial para el proceso de duelo.

Reducción del sufrimiento adicional: Al ser compasivo contigo mismo, evitas añadir más sufrimiento a tu situación. En lugar de criticarte por cómo te sientes o por no estar "bien", te permites sentir lo que sientes sin culpa ni autocondena.

Construcción de resiliencia: La autocompasión te ayuda a construir resiliencia emocional al permitirte experimentar y procesar tus emociones de manera saludable. En lugar de reprimir tus sentimientos, te permites sentirlos y luego encontrar formas de manejarlos.

Fomento de la autoaceptación: Practicar la autocompasión fomenta la autoaceptación. Te enseña a tratarte a ti mismo con amabilidad y comprensión, incluso en momentos de dificultad. Esto puede ayudarte a desarrollar una relación más positiva contigo mismo en general.

Mejora del bienestar mental y emocional: La autocompasión está relacionada con una mejor salud mental y emocional. Al permitirte sentir compasión por ti mismo, puedes experimentar una mayor sensación de bienestar, incluso en medio del dolor y la pérdida.

En resumen, ser autocompasivo durante el duelo es fundamental para navegar por este proceso de manera saludable y constructiva. Te permite cuidarte a ti mismo emocionalmente y te ayuda a encontrar la fuerza necesaria para seguir adelante a través de la adversidad.

¡Que tengas una maravillosa vida! 💗


La memoria y la percepción son subjetivas. Este blog se fundamenta en mis experiencias personales y en cómo mi infancia ha influido en mi vida, así como en mi actual búsqueda de crecimiento personal. Aunque este contenido puede equipararse al de un profesional de la salud mental, es importante tener en cuenta que no soy uno. Si crees que estás enfrentando problemas mentales o emocionales, te recomiendo encarecidamente que busques ayuda profesional. Personalmente, cuento con una terapeuta excepcional que me brinda un gran apoyo en este proceso que comparto contigo.Sin embargo, es fundamental dejar claro que este blog es una exposición de mis percepciones y opiniones personales; por lo tanto, no tiene la intención de brindar ningún tipo de tratamiento o terapia.

11 mar 2024

Herida materna en proceso de sanacion, pero aun sangra.

La sociedad tiene un concepto idílico del concepto de madre. Frases como "madre no hay más que una" o "El amor de una madre es el amor más puro", entre otras, son muy frecuentes en nuestra sociedad. Nuestra sociedad considera el amor de una madre como algo puro, noble e incondicional. Ser "madre coraje" es uno de los estándares más altos que otorga nuestra sociedad. Y si bien conseguir estos estándares es casi imposible para casi todas las mujeres que trabajamos, tenemos intereses propios, pareja, casa.... Es cierto que hay madres que no se merecen tal título.

Empecemos por definir madre, en el sentido literal es una mujer que ha creado y parido vida. En el sentido más amplio de la palabra, es quien cría, educa, se preocupa por su hija/o y da amor. El problema es que muchos de nosotros venimos de familias disfuncionales, con madres disfuncionales que lejos de dar amor, más bien dan disgustos y malas experiencias.

En mi caso, yo fui fruto de un matrimonio no deseado; mis padres se casaron porque mi madre se quedó embarazada. Mi padre era alcohólico y nos maltrataba física y psicológicamente a mí y a mi madre. Mi madre que siempre ha sido una "víctima" en la vida, se resignó y nos crió a mi y a mi hermano en esa situación.

Cuando por fin se divorció de mi padre yo tenía 23 años. Poco después del divorcio, mi hermano desarrolló esquizofrenia, por lo que mi madre también pasó por un periodo muy duro con mi hermano.

Yo nunca me sentí querida o valorada por mi madre, pero como ella tenía una vida tan difícil: mi hermano, mi padre, siempre sin dinero, un desastre de vida, yo siempre la justificaba. La justificaba hasta tal punto que yo me sentía responsable de mi madre. Error. Una hija no puede hacer el rol de una madre, eso nunca termina bien. Este rol insalubre con mi madre me ha creado una profunda Herida Materna. ¿Qué es la herida materna?

Según Bethany Webster, la Herida Materna es "dolor de ser mujer transmitido de generación en generación en culturas patriarcales. E incluye los mecanismos disfuncionales de afrontamiento que se utilizan para procesar ese dolor. Estas dificultades y desafíos entre madres e hijas son rampantes y generalizados, pero no se habla abiertamente de ellos. Generalmente se considera tabú reconocer y discutir dinámicas dolorosas con nuestras madres. Este silencio sobre la verdad de las relaciones madre-hija es parte de lo que mantiene la Herida Madre en su lugar, manteniéndola oculta en la sombra, supurando y fuera de la vista"

En mi caso, empecé a darme cuenta de que mi relación con mi madre no era sana en 2021. Tras dos años sin ver a mi madre, debido a la pandemia, llegué a Sevilla, mi ciudad natal, con mi hijo de 7 años. En el aeropuerto encontré a mi tío Leo, uno de los mejores regalos de mi vida, que vino a recogernos. Cuando le pregunté a mi tío dónde estaba mi madre, él dijo que se había quedado en su casa durmiendo la siesta. Sí, ahí estaba yo, tras un viaje de largas horas desde Texas. La hora de mi llegada no le iba bien a mi madre, parece. Llegué a su casa un rato más tarde, profundamente dolida con ella, pero ahí no terminaba la cosa; en la casa no tenía luz, agua caliente, comida o una nevera funcional. Por supuesto, recogí a mi hijo y me fui a casa de mi tío, quien no daba crédito. Cuando le pregunté por la razón de tal recibimiento, su respuesta fue "¿Qué quieres? ¡No tengo dinero!" Ahí queda eso.

Este año he vuelto a España, esta vez en Navidad. Hacía años que no celebraba la Navidad en España con mi familia. Mi madre, que hace un año que no me ve y que no ha celebrado la Navidad conmigo en años, prefirió quedarse a celebrarla con su novio y los hijos de su novio. Además, cuando fuimos a ver a mi hermano, que vive en un centro de salud mental en un pueblo muy aislado de Jaén, la mujer no paraba de quejarse por tener que llevar las medicinas de mi hermano encima, por estar según ella "caminando mucho" y otras muchas quejas constantes de la señora. ¡Qué suplicio!

Yo no me siento querida por mi madre. Mi madre no solo no me da cariño o me pregunta cómo estoy, mi madre me hace daño. Sin embargo, yo no puedo cambiar a mi madre, nadie puede. Ella es una mujer adulta que hace y se comporta como quiere. Mi madre siempre es la "víctima", que no se hace responsable de absolutamente nada. Sin embargo, sanar mi herida depende de mí, no de ella.

De momento, si te sientes de alguna manera identificado con esta historia, ve a buscar ayuda profesional. Hablar con un psicólogo sobre este tema es fundamental. Sin embargo, además de la ayuda psicológica, considera estos consejos.

  1. 1. Debes aceptar que tu madre no va a cambiar, y tienes que respetarlo. Puedes cambiar tú, pero ella no lo va a hacer. No esperes nada de ella. NADA.


  2. 2. Saber que tienes derecho a una relación sana con tu madre. También tienes derecho a alejarte de ella si la relación no es sana para ti. Te recuerdo que una madre solo es madre si ejerce como tal, si no, es mejor no tenerla.


  3. 3. Aceptar que tienes una Herida Materna y superarla requiere un duelo. El duelo tiene 5 fases de las que hablaré en mi próximo post.


  4. 4. Escribe mucho. Escribe sobre el enfado, tienes derecho a enfadarte. Escribe sobre lo que te gustaría de tu madre, sobre tus carencias afectivas, sobre cómo su comportamiento te ha afectado como persona. Escribe, escribe, escribe. Saca todos esos sentimientos fuera, no te dejes nada dentro.


  5. 5. Refuerza tu autoestima y amor propio.

Seguiré hablando sobre esto en mis futuros posts. Estoy en proceso de sanar mi Herida Materna, te contaré cómo lo estoy haciendo. Mientras tanto...

Que tengas una maravillosa vida! 💗