Ser consciente de los estereotipos ligados a tu sexo, y de las creencias que te ha transmitido tu familia y la sociedad donde has vivido, es fundamental para sanar ese vacío que llevas dentro y descubrir el verdadero individuo que habita dentro de ti. Además, sanar las heridas generacionales te ayudará a que no se las transmitas a tus hijas para que estas sean libres de dar su máximo potencial a sí mismas y al mundo.
Cuando llevas tus emociones y creencias del plano inconsciente al plano consciente, te haces dueña de tu sentimientos y eso te permite modificar esos aspectos de ti misma que no te apoyan en la vida. Ves las cosas desde una perspectiva diferente, donde tú estás a cargo de tus sentimientos y donde tus necesidades no dependen de otros, sino de ti misma. Llenas ese vacío que hay dentro de ti, te sientes segura. Además, ser consciente de la razón/raíz de tus emociones te ayuda a ver la vida como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje continuado.
Por cada acción que nos sucede en la vida, implementamos una reacción que de manera inconsciente puede está ligada a nuestro pasado y/o infancia. Es fundamental sanar nuestras heridas generacionales para empezar a responder ante la vida como el adulto que somos. Además, cuando sanas tu pasado, empiezas a priorizar tu bienestar, tu equilibrio interior y tu paz por encima de todo. TU pasas a ser TU prioridad. No es egoísmo, es salud.
Cuando analizas y entiendes tus heridas generacionales, eres más compasiva contigo misma y las personas que te rodean. Aprendes a escuchar más allá de las palabras y a comprender realmente la razón del comportamiento de ti misma y de los que te rodean.
Es importante aclarar que el análisis cultural no tiene como objetivo buscar culpables, el objetivo es entendernos mejor a nosotras mismas y dejar de ser esa niña indefensa que se siente sola y que busca con ansias las migajas de amor y aprobación que pueda encontrar a su alrededor.
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